h3.post-title, .comments h4 { font: $(post.title.font); margin: .75em 0 0; }

miércoles, 28 de mayo de 2014

Perdida.



Perdida a kilómetros del suelo o, quizás, a centímetros del cielo; en la calle de aquellos enamorados besándose como si no hubiera un fin; en la comisura derecha de tus labios ¿o era en la izquierda?; en algún hueco entre tus nudillos o tal vez son tus vértebras; en tus ojos, y que se joda el mar; en tus pestañas dos segundos hasta tus párpados; estoy perdida contando los lunares de tu espalda, son siete, mis siete maravillas de mi mundo revolucionado; perdida pensando en el presente de hace tres minutos, esperando a que me leas como locos que leen un mapa, como se leen la mirada dos gotas de agua, como si leyeses tu libro favorito, y es que lo soy.
Lo era.
Ya no hay labios, ni vertebras, ni nudillos, tampoco encuentro tus ojos. No puedo analizar tus lunares, la siete maravillas en ruinas de mi mundo deshecho. Ya no hay nada y aún sigo esperando a que me leas como quien espera el tren en una estación abandonada.
Y quizás, solo quizás, no estuviese en tus labios, sino en los míos; quizás tus ojos no eran tan azules. Tal vez no eran siete lunares ni estaba perdida en la calle de los enamorados.
Tan solo estoy perdida en un laberinto al que algunos llaman mente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario