h3.post-title, .comments h4 { font: $(post.title.font); margin: .75em 0 0; }

miércoles, 29 de octubre de 2014

Desamor.



Ahora a todo lo llaman desamor ¿Sabes, amor?
el desamor sale en los medios y se filtra en nuestro cuerpo como el brillo se filtra en mis ojos.

Si ella no baila es desamor,
si el no la entiende es desamor,
si me gusta destrozarme
mientras me desmaquillo
es desamor hacia mi misma.

Quizás las personas que piensan así nunca se les ha colado nadie en el ventrículo derecho,
ni hayan descubierto de repente un inquilino en su estómago,
o las huellas de alguien que olvido quitarse los zapatos antes de entrar.

Probablemente a estas personas no se les haya roto un vaso,
ni un plato,
ni una sonrisa,
ni un corazón.
Tal vez nunca les han llenado los ojos que estaban vacíos. Y siguen vacíos.


Las personan que hablan de desamor todavía no han tenido que hacerse una resonancia para saber si están vivos.




lunes, 29 de septiembre de 2014

Poetas.

Poetas.
Os escribo porque últimamente llueve mucho. También por fuera.
Intento volver la tristeza, poesía. Intento volverme poesía. Poesía sola y perdida. Meto los dedos en la herida, para sentir el dolor, para sentir que siento. Que estoy viva. Que no estoy muerta. Y estoy vacía. Un vacío que se extiende como una enfermedad letal dentro de mi, rompe todos y cada uno de mis recuerdos como si de arte se tratase y no se larga la muy zorra. Una metástasis emocional. 
Cuando termina de romper. Frío. Y de repente soy solo invierno. Una calle desierta en una tarde invernal. Mi corazón se está congelando hasta tal punto que ni los labios que marcan el termómetro más alto pueden derretirlo, y el alma una vez congelada se ha reducido a cenizas y no las encuentro.
Me rompo en mil y un pedazos, en mil y un versos, en mil y una tristezas. Y ahí, justo ahí es cuando te busco porque no sé volverme poesía, porque soy la mujer tormenta de tus huracanes, el poema más frío. Y no estás.
Solo quedan el alma helada, la lágrima viva en la mejilla y el corazón roto que corta y duele. 
No soy poesía. Soy una nostalgia fría con labios carmín. Soy mi propio efecto mariposa. Soy la bestia disfrazada de bella. Soy los versos mas tristes de la noche de Neruda. Soy todas las mujeres de Poe, y aun así me faltan sombras. Soy un desastre, un caos hecho arte.



Mirad,
poetas,
sé arrancarme el corazón sin manos.

viernes, 1 de agosto de 2014

(Realidad)

Me miro en el espejo.
Siempre la misma cara.
Las mismas orejas.
El mismo pelo
Los mismos ojos tristes.
La misma expresión vacía.
Me gustaría poder verme realmente en el espejo, poder descubrirme, explorarme, conocerme, leerme en prosa y en verso. Explorar ese laberinto lleno de cuadernos desordenados por la resaca de recuerdos de las 3.40, flores rotas y camas desechas manchadas de carmín, donde el cafe no se enfría ni el tabaco se termina. Y allí me gustaría conocer a el chico de ojos tristes y expresión vacía, ese que solo sabe de buena música, ese que puede entender hasta el más pequeño de mis trozos, ese que, como yo, es capaz de soñar y despertarse sin la angustia de haber perdido el recuerdo que protegería con su memoria.
Pero me he dado cuenta de que he perdido los relojes de mi mente, y sin ellos empiezo a perder el control de la realidad antes del minuto debido, y es que el mundo real ha desaparecido, ya solo existen el laberinto de mi mente y hojas llenas de mierdas a lápiz.
y aquí estoy, perdida, contando los minutos que pasaría escondida en mi mente, si darme cuenta que nunca he estado allí.
Vuelvo al espejo, a la realidad. Estoy llorando, odio llorar y lloro porque odio llorar. Solo escucho el silencio y algunos sollozos ya perdidos hace treinta y cuatro segundos en el pasado. Y de repente el silencio es lo mas horroroso en este mundo, es como un campo de flores espinosas, precioso, pero duele. Grito, quiero que alguien me escuche, quiero que sepan que existo quiero saber que existo. Nada. 
Quiero volver a mi laberinto, la realidad duele demasiado como para quedarse en ella. Enciendo el reproductor de música, suena Stairway to heaven de Led Zeppelin. Ahora solo dejo que los sueños, recuerdos, sonrisas y lágrimas pasen por mi mente.


viernes, 30 de mayo de 2014

Enamorarse.




Cuando volví a mi interior, este seguía desordenado, y es que es imposible ordenarlo si cada vez que te pienso se desordenan mis versos interiores. Cuando no estás me convierto en un engendro con sentimientos en guerra con la noche, y a ver quién tiene mas sombras, me derrito en palabras que no riman y en miradas llenas de odio que se juntan en un un punto, donde tus labios rozan los míos.
Y cuando digo que te odio, no pienses que te quiero menos, es un te quiero oculto con la satisfacción que me produce ser tuya, porque quién podría imaginar siquiera que, por muy tópico que suene a alguien como tú podrían llegar a gustarle el gran problema que suponen mis eternos insomnios cansados o mis versos espinosos.
Cada suicida esta enamorado de un puente, y podríamos hacer una metáfora diciendo que suicida es mi mente y tu cuerpo el puente ya que cada vez que conectan mi vientre se remueve, inquieto por un par de besos helados como cuando el inverno se cierne sobre nuestras manos.
Pero decidí dejar de escribirte, de pensarte, de leerte, de sentirte, deje de ser tu cuando tu dejaste de ser yo. Y quizás ese fue mi error irme, irme para no volver, para echarte de menos, para auto destruirme. Pero antes de destruirme, olvide por completo que la única capaz de reconstruirme era yo misma.



Enamorarse. Enamorarse ¿para qué?
Para que me duelas

miércoles, 28 de mayo de 2014

Perdida.



Perdida a kilómetros del suelo o, quizás, a centímetros del cielo; en la calle de aquellos enamorados besándose como si no hubiera un fin; en la comisura derecha de tus labios ¿o era en la izquierda?; en algún hueco entre tus nudillos o tal vez son tus vértebras; en tus ojos, y que se joda el mar; en tus pestañas dos segundos hasta tus párpados; estoy perdida contando los lunares de tu espalda, son siete, mis siete maravillas de mi mundo revolucionado; perdida pensando en el presente de hace tres minutos, esperando a que me leas como locos que leen un mapa, como se leen la mirada dos gotas de agua, como si leyeses tu libro favorito, y es que lo soy.
Lo era.
Ya no hay labios, ni vertebras, ni nudillos, tampoco encuentro tus ojos. No puedo analizar tus lunares, la siete maravillas en ruinas de mi mundo deshecho. Ya no hay nada y aún sigo esperando a que me leas como quien espera el tren en una estación abandonada.
Y quizás, solo quizás, no estuviese en tus labios, sino en los míos; quizás tus ojos no eran tan azules. Tal vez no eran siete lunares ni estaba perdida en la calle de los enamorados.
Tan solo estoy perdida en un laberinto al que algunos llaman mente.

Busco.




Busco las heridas en las rodillas; el miedo a la oscuridad, a los monstruos y a las sombras.

Busco las sonrisas, los juegos y reírme a carcajada limpia hasta que duela.

Busco el escondite, el pilla-pilla, el polis y cacos, mato, mis libros de Kika Superbruja, mi película de la Sirenita grabada en cinta, mi Tamagotchi, mi Nintendo y mi liga Pokémon.

Busco volar en los columpios, y mi supervelocidad en tobogán.

Busco los besos de buenas noches de papá y mamá.

Busco la comida de la abuela. Aún sigo buscando al abuelo al salir del colegio.

Busco el recóndito lugar en el que están las cosquillas de mi padre y las historias de mi madre.

Busco dónde quedó el tiempo en que ansiaba crecer (menuda ingenua)





Busco mi vida, me busco a mi misma.

domingo, 11 de mayo de 2014

La chica.

Aquella chica experta en deshacer a las personas con una sola mirada y rehacerlas al tocarlas; que adora el olor de las calles mojadas, pensando que la lluvia son lagrimas de algún muerto infeliz. Aquella chica que se arroja por el precipicio de sus pupilas susurrando a gritos "¡Que jodida la vida!"; que se ahoga entre palabras porque no tiene el valor de ahogar sus penas; que no busca la felicidad, simplemente busca no estar triste. Esa chica que se desordena en verso para ordenarse en prosa; que desearía pasar la noche acurrucada junto a la luna; que sueña con la poesía de Neruda abrazando la prosa de Allan Poe; que vive en un invierno eterno, etereo, perfecto, tan congelada que tal vez se está derritiendo. La chica de las revoluciones interiores, de los garabatos en cuadernos, del pelo despeinado a la altura de sus marcadas clavículas, de ojos verdes o marrones, no lo sé; mirada perdida, más perdida que la misma palabra, que un pájaro sin alas, que Alicia en su país de las Maravillas, tan perdida que no sabe si es ella, que no sé si soy yo.